Mi inconsciencia consciente.


Mi inconciencia se hizo consciente.


El la CDMX, antes DF, día a día en “el metro” se transportan un poco más 3.9 millones de pasajeros (2006), según las cifras oficiales, este transporte cuenta con 12 líneas a lo largo y ancho de la ciudad, con sus 195 estaciones, conectan los puntos distantes de la ciudad, movilizándose por el subsuelo, en el suelo y en ocasiones en suelo elevado. Sin duda es el medio de transporte más efectivo de la ciudad, según la fuente consultada, se compara con los transportes de las ciudades más importantes del mundo y en ocasiones, según la fuente, en 2006 ocupó el tercer lugar a nivel mundial en transportar 3.9 millones de pasajeros al día,  algunas veces es superado por los transportes de Nueva York, Moscú y Tokio: así mismo, ocupa el quinto lugar mundial en la extensión total, esto es a 2006, once años después se ha incrementado, lo que permite a más usuarios movilizarse dentro de la ciudad. Desde su inauguración el 4 de septiembre de 1969, ha sido parte de mi vida, ya que mi padre nos llevó a conocer la primera línea ( De Zaragoza a Chapultepec), casualmente los puntos que conectaban con los trabajos de mi padre. Así fué como desde entonces, TODO movimiento en la ciudad tomo como referencia inicial esa Línea.

Hasta aquí sólo es el contexto histórico del punto de atención en este texto, la movilización de la población en el Metro capitalino. Para continuar con el contexto, debo señalar los beneficios que tiene este transporte, que además de ser rápido, es y seguirá siendo seguro, en cuanto a los tiempos y formas de movilizarse.

Sin embargo, desde mi punto de vista actual o por lo menos en observado en la última visita es que es problemático para los pobladores ya que presentan un sin fin de situaciones que afectan a los usuarios, entre ellas:

Saturación en horas pico: Se refiere a la coincidencia de los usuarios para utilizarlo en ciertos horarios, los cuales dependen precisamente de los horarios de escuela, oficina o trabajos. Por lo tanto tanto en la mañana, como en la tarde se forman aglomeraciones que obstruyen o afectan la movilización dentro y fuera de los trenes.

Desorganización en ciertas estaciones: Existen estaciones que están vigiladas y otras que no lo están tanto, quizá se deba al número de usuarios o problemas detectados.

Vendedores ambulantes: En este rubro señalo a todas las personas que suben para hacer algún negocio, ya sea vender sus productos, hasta los cantadores o quienes piden limosna.

Poca educación cívica: Este punto se refiere a los usuarios mismos, quienes se empujan, en ocasiones agreden o simplemente no consideran las reglas de urbanidad y lógica que permitirían moverse con seguridad y rapidez.  Además de no considerar los espacios asignados a los grupos vulnerables en cada vagón, esto es: los ancianos, personas con problemas de movilidad y las mujeres embarazadas o con su bebé.  Lo menciono porque es muy raro que una persona que se encuentre sentada en ese asiento, lo ceda para alguna de las personas señaladas. Es muy común ver a un joven sentado en ese asiento, cuando junto se encuentra alguna persona de ese grupo.

Inclusión: Si bien, a lo largo del tiempo, se ha evolucionado para incluir en la vida laboral, social y cotidiana a los que de alguna forma tienen alguna debilidad, sea de la índole que sea. Lo cierto es que no se cumple con la función o no alcanza a cumplirse.

Es el último punto que me hizo tomar conciencia de la limitante que presenta este transporte para quienes tiene algún problema de movilidad, sobretodo en las extremidades.

Mi visita obedeció a unos tramites de mi pensión por jubilación, por lo cual debía acudir a la CDMX a realizarlos, sin embargo en esta ocasión, por la vida o el destino, o mejor dicho mi salud, llegué un una rodilla lesionada, los primeros días me auxilie del servicio de Taxi, después comencé a utilizar “el metro”. Fué cuando MI INCONCIENCIA SE HIZO CONCIENTE.  En estas salidas y trámites pude observar muchas cosas que nunca había notado a lo largo de esos casi 50 años de utilizarlo. Los señalo a continuación.

  1. Las escaleras que comunican el exterior con los andenes, nunca me habia dado cuenta que son muchas y en algunas estaciones son más!
  2. No siempre funcionan las escaleras eléctricas, lo que obliga a los usuarios a subir a pie!
  3. En las correspondencias o sea en las estaciones que conectan con otras líneas, este traslado se ha incrementado, ya que se han colocado barreras o vallas para dirigir esa movilidad, esto obliga a los usuarios a caminar más por una distancia corta, ya que en estaciones como Pantitlán se tiene que pasar por varios caracoles hasta llegar a la entrada.
  4. Observé que en algunas estaciones se encuentran marcadas las flechas para abordar y la zona de descenso de los trenes, noté con admiración que se respetaba, lamentablemente sólo en esa estación.
  5. Algo que observé es que la división de la zona de mujeres existe, pero ahora es todo el día, en algunas estaciones la división es física, por diferentes medios, sea paneles, barrera o una línea en el suelo. Si bien es una división que se hizo necesaria con la inclusión de la mujer en la vida laboral después de los 70s. En su primer momento por los 80s sólo era un vagón, ahora me pareció que eran tres vagones.
  6. Existen guías para los débiles visuales, pero no en todas las estaciones, existen elevadores pero no en todas las estaciones y sólo los pueden utilizar quienes tiene su credencial que los acredita como tales. O sea que una persona lesionada no puede hacer uso del mismo y tendrá que buscar sus medios para subir la s escaleras.
  7. En algún momento supe del apoyo de sillas de ruedas y asistencia para los usuarios, pero nunca lo vi en el trayecto que tuve que realizar.

A manera de conclusión, me quedan las siguientes reflexiones:

  • La población de la CDMX está creciendo en edad, los jóvenes y niños que estrenamos este transporte nos estamos haciendo “grandes”! si bien, algunos ya no trabajamos, si necesitamos hacer trámites o ir al médico.
  • La inconciencia de la juventud debe hacerse conciente de la edad mayor, de las necesidades del adulto mayor en esa urbe, de la que aún son trabajadores o simplemente usuarios.
  • La población debería de ser más lógico al moverse, utilizando los principios de educación vial: Orillarse a la derecha en las escaleras, dejar el espacio central de la puerta para permitir bajar de los trenes y subir posteriormente por los extremos de las puertas.
  • La población respete los lugares asignados a los usuarios vulnerables. De ser necesario, no sólo esos lugares, sino ceder el lugar a los adultos mayores o personas con algún problema de movilidad.
  • Si alguna persona se encuentra en la puerta, buscar hacerse a un lado o bajarse y orillarse, para permitir salir a las personas que así lo requieran.
  • Que los usuarios RESPETARAN los señalamientos, con eso evitaríamos las “bardas” construidas para impedir que se salten hacia donde no corresponde, esto es, SEGUIR LAS REGLAS…



Rouss Salaz, 2017




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