Pánico a distancia!!

19 de septiembre 1985-2017

Pánico a la distancia!!

Para iniciar este artículo, comenzaré por definir el término pánico: “Miedo muy intenso y manifiesto, especialmente el que sobrecoge repentinamente a un colectivo en situación de peligro” (Google). Podemos temer a varias cosas, desde una araña, un insecto, hasta cosas o lugares grandes. Pero el miedo lo podemos controlar, respirando profundo y pensando con lógica, lo podemos superar casi de inmediato. Pero cuando ese miedo se intensifica, se convierte en terror si es individual o pánico si incluye a una comunidad. Así mismo se han dado manifestaciones de pánico en muchos momentos en la vida, ante un desastre natural, un accidente o un acontecimiento que involucra el sentimiento de varias personas.

Sin duda alguna, uno de los pánico que vivimos a diario es el de los adultos, quienes tenemos familia cercana, esto es, padres, hijos o nietos, incluye también a los amigos. Cuando sobreviene un desastre natural en una determinada región, en automático pensamos en nuestra familia o amigos que se localizan en ese lugar, nos entra el temor de saber que hayan sufrido algún daño. Nos damos a la tarea de hablar por teléfono si está distante o hacemos uso de los medios de comunicación y redes sociales que nos permitan tener información del acontecimiento o de nuestros seres queridos. Cuando logramos comunicarnos o ubicar el desastre, valoramos la cercanía o no con ellos. Una vez informados, nos tranquilizamos y continuamos nuestras vidas.

Sin embargo, cuando ocurre un desastre natural tan inesperado como un sismo, avalancha, erupción, nos inquieta más que los anunciados como un huracán, tsunami o tornados. Ya que éstos últimos pueden ubicarse y monitorearse, hasta llegar a predecir la hora e intensidad con la que arribarán a nuestro entorno geográfico. Por lo tanto nos permite tomar precauciones desde resguardarnos, preveer alimentos, hasta saber cuánto tiempo permaneceremos en ese estado o si debemos evacuar el área. Está visto y sabido por los que vivimos en zonas de riesgos naturales, aprendemos a vivir con ese riesgo, esto es, quienes habitan en zonas de tornados, de huracanes, de volcanes, de sismos, en las costas, etc. se aprende a convivir con ese riesgo, a tal grado que no se tiene terror ante su llegada, se ve como algo normal. Sólo que sea más intenso sobreviene la alarma. Pero sabemos que pasará y trabajamos para ello.

El tema de hoy sobreviene por lo acontecido el día de ayer 19 de septiembre de 2017, una fecha fatídica para el pueblo mexicano, ya que es en esa fecha que recordamos lo acontecido en el año 1985, el día 19 y 20. Dos días en los que la CDMX sufrió un sismo tan intenso por su forma que dió por resultado miles de muertos oficiales, miles de desaparecidos y millonarias pérdidas monetarias. En el recuerdo de ese trágico día, con los homenajes a los caídos y los protocolos de seguridad. La tierra vuelve a dar muestra de su fuerza con otro sismo menos intenso, pero con gran fuerza que deja nuevamente a ese lugar con grandes afectaciones, entre las que se cuentan edificios, escuelas, casas y hospitales derrumbados o severamente dañados. El pánico se apodera de la sociedad mexicana, ya que no sólo afectó al centro, sino a otros estados de la República. Alcanzando a sentirse en lugares que nunca habían sentido un temblor.

A todo esto, puedo agregar la distancia, tan larga o corta como sue pueda estar de tus seres queridos, desde la madre que tiene a sus hijos en la escuela, como el padre que está en el trabajo, o los abuelos que fueron al hospital por una consulta, hasta los que nos encontramos aún más lejos y de momento no podemos hacer otra cosa que buscar la forma de comunicarnos y mantenernos informados. Ayer viví un acontecimiento realmente aterrador, venía llegando a casa  de una consulta médica y veo un video de lo que entendí era una remembranza de lo acontecido en 1985, porque vi edificios  caer….el escalofrío del pánico me recorrió cuando comienzan los comentarios que acababa de ocurrir en la CDMX… el pánico se apoderó de quienes estando lejos de sus seres queridos no podíamos comunicarnos con ellos. El siemple hecho de saber que estaban a salvo nos tranquilizó en ese momento, pero el no poder comunicarte con alguno es realmente espantoso. Posteriormente, comienzas a ver los daños que se van subiendo a la red y dimensionas el tamaño de fenómeno. El pánico cambia a la espera de las réplicas, de los riesgos que corren en el lugar donde está tu familia. Es un pánico colectivo, ya que las personas entran en crisis al mismo tiempo que los que lo están viviendo. Las generaciones del 84 en adelante seguro no recuerdan ese fatídico día, pero los que lo vivimos si. De allí que el pánico se vea reflejado en el rostro de los que estando ausentes por necesidad o decisión propia, no podemos teletransportarnos como lo hacen las imagenes.

Ojalá todos comprendieramos el sentimiento de los otros, ojalá los que están en ese lugar comprendieran el pánico o angustia que sienten quienes no estamos y saben que estamos vinculados, al grado que busquen comunicarse para tranquilizar a los ausentes. Es una desesperación terrible, acompañada de impotencia.

Hoy mi sentimiento es de dolor al ver una escuela con pequeños que estaban en ella, saber de varios maestros de esa escuela desaparecidos, así mismo, saber que dos amigas que laboran en servicio médico se encontrarán trabajando, así mismo quienes les corresponda la legislación para lo terrible que es la identificación de los fallecidos, como los socorristas y voluntarios que se juegan la salud y arriesgan la vida por rescatar personas de entre los escombros. De imaginar las familias desechas, los niños huérfanos, los padres que perdieron a sus hijos, a sus padres. Es una tragedia terrible de la cual me encuentro lejana….alguien pensará, toma un vuelo y ven a ayudar… en este momento todo es un caos, no hay vuelos, los que hay no llegan a la CDMX, no podemos darnos el lujo de viajar por carretera, además que es un riesgo, ponemos en riesgo a quienes nos acompañan, además de estorbar las labores de vialidad de quienes requieren atención inmediata. Realmente es una impotencia tan grande, es precisamente la que siento.

Una oración por mis hijos, mis hermanas, mis familiares y amigos que se encuentran en las zonas afectadas. Puebla, Oaxaca, Morelos, Michoacán, Guerrero, Estado de México y CDMX.

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